jueves, 18 de febrero de 2010

La Vie Sous la Mer


Lánzate al agua y deja que te lleve la corriente. Flota pacíficamente mientras miras el cielo azul.

Sumérgete con un movimiento rápido y siente como las burbujas producidas rozan suavemente tus manos. Deja atrás las nimiedades de la superficie, olvida el aire maravillándote con la inmensidad que te rodea.

Quédate inmóvil el tiempo suficiente y pequeños peces de colores nadarán a tu alrededor. Por otro lado, es posible que si nadas un poco te encuentres con algún delfín juguetón, que con graciosos movimientos te llevará entre arrecifes y roqueríos submarinos. Ante ti se extiende un espacio de infinito azul.

Sumérgete en la profundidad. Húndete en la vastedad del océano. A medida que avances, una diversidad que nunca habías visto se descubrirá ante tus ojos. Si entre toda variedad desplegada frente a ti logras distinguir al Cangrejo, no olvides preguntarle si es inmortal. Continúa adentrándote y las tonalidades de nácar y tornasol irán siendo reemplazadas por las sombras de lo profundo.

Asómate al abismo por pocos visto y por muchos temido. Desde aquí no hay vuelta atrás, recuerda que no te hacen falta ambas manos para contar a aquellos que han logrado retornar una vez que han visto lo que yace más allá. Sigue descendiendo y pronto notarás que la luz del Sol apenas alcanza ya para revelar tu siguiente paso. El agua ya no es la sutil caricia maternal que te rodeaba cuando estabas allá arriba, no, ahora se te antoja viscosa y espesa, como si estuviera ahí para dificultar tu penoso andar.

No puedes retroceder. Lo único que te queda es seguir reptando en la oscuridad escabrosa que todo abarca en el reino de las profundidades. Usa toda tu fuerza de voluntad para seguir adelante, es lo único que te queda, pues tus sentidos ya no te responden. No hay ningún tipo de percepción sensorial. Ningún sonido alcanza tus oídos. Ni siquiera sabes si tus ojos están abiertos o cerrados. No tienes la certeza de que aún permaneces con vida, ni mucho menos de que la cordura no ha abandonado tus pensamientos. Incluso has olvidado de qué forma estabas desplazándote. ¿Caminando? ¿Nadando? ¿Acaso llegaste hasta acá por tus propios medios? Comienzas a dudar de aquello que parecía seguro en tu memoria, esos pececillos de colores y aquel simpático delfín. Tal vez siempre has estado inmerso en las tinieblas primigenias, quizá acabas de despertar de una alucinación y en realidad nunca has salido de este lugar.

Un microscópico lucero se enciende frente ti. Esa minúscula estrella parece querer hacerte recordar lo que has dejado atrás, te confirma que allá arriba hay Alguien que espera que regreses. No debes cejar, avanza con vehemencia hacia el fulgor que ha aparecido frente a ti. Mientras conserves la vida, existe una esperanza, no olvides que la Muerte alcanza sólo a aquellos que ceden por la flaqueza de su débil voluntad. El lucero parece apagarse poco a poco. Cada vez se hace más tenue, ¿No te das cuenta de que se está alejando? ¡Rápido, persíguelo, de lo contrario nunca saldrás de aquí! Sigue nadando tras aquella luz diminuta, gracias a su resplandor consigues nuevamente distinguir tus manos cansadas, que empujan con vigor el agua hacia atrás. Es inútil, por más que lo intentas, no logras llegar a dónde está la luz. Con tus esfuerzos has logrado que su brillo deje de menguar, pero jamás recuperará la luminosidad que tenía la primera vez que lo viste. Aún así no abandones la persecución, la locura te devorará si lo haces, porque te verás nuevamente envuelto en la oscuridad insondable.

Ya sabes lo que tienes que hacer. Sí, deja de evitar ese pensamiento, esa sospecha que anida en lo profundo de tu mente es tu única salvación. Debes apresar a ese esquivo lucero antes de que logre alejarse más. Debes apropiarte de él, tiene que ser tuyo, no lo compartas con las tinieblas, somételo a tu voluntad, captúralo y esclavízalo, no importa que él quiera alejarse, no te importan sus anhelos, sus sueños de libertad o su albedrío. Matar o Morir. Ahora que lo sabes y lo has aceptado, puedes sentir como una nueva energía recorre tu maltrecho ser. No necesitas hacer ningún tipo de esfuerzo sobrehumano para aumentar drásticamente tu velocidad y sobrepasar a aquella luz que esta hace unos momentos te parecía inalcanzable. No hay nada de malo en darte el lujo de jugar unos momentos con el lucero antes de capturarlo definitivamente. Atrápalo y déjalo ir, así sentirás nuevamente el placer de la captura, de aquel instante en que tu presa no tiene más opción que entregarse a tu voluntad. El cruel regocijo te fortalece, tus sentidos empiezan a volver a medida que te diviertes a costa de la desdichada luz. Ahora no sólo puedes ver tus extremidades iluminadas, también te parece escuchar sonidos de otros habitantes de las lúgubres profundidades, sientes las corrientes submarinas refrescando tu piel y hasta saboreas el agua deliciosamente salada cuando asomas la lengua para relamerte en el deleite de liberar y atrapar incontables veces al lucero, que aún intenta escapar de tus manos implacables.

Ya es suficiente, deja de jugar con esa luz y comienza a nadar de vuelta a la superficie. Pero no bien te haces la idea, notas que algo falta. No puedes volver sin saber qué es lo que había al final, ¿Un barco hundido? ¿Una ciudad sumergida? ¿Tal vez un reino submarino? ¿O un dios durmiente que espera una alineación astral para despertar de su sueño sepulcral? Aferrando fuertemente al lucero en tu puño, retomas la ruta descendente. Ahora tienes una luz en tu poder, que además de iluminar el camino, satisface tu morboso deseo de control. Nada te amedrenta. Mientras bajas, te preguntas cuánto tiempo has estado sumergido, pero no hay forma de saberlo. Si acaso sólo han transcurrido unos segundos, o has estado aquí por meses, pero comienzas a darte cuenta de que en realidad no te interesa. Inmerso en tus pensamientos, transmites demasiada fuerza a tu puño. El lucero encerrado aumenta su fulgor por un instante que se te hace insoportable, pero de inmediato se apaga con un crujido. No sabes si lo rompiste o lo mataste, ya que, para empezar, no tenías la seguridad de que estaba vivo en realidad. Y ahora que se apagó, notas que en realidad lo único que hacía era encandilarte y embotar tu mirada. Tus ojos ya han aprendido a ver a través de la oscuridad. Por primera vez miras a tu alrededor y ves a la eternidad a la cara. Nada se interpone entre tú y el maligno infinito de la profundidad. De súbito, notas que tienes los dedos palmeados, que tu piel ha adquirido una tonalidad verdosa y que algo parecido a una aleta crece en tu espina dorsal. No necesitas volver, ya estás en tu génesis. Otros como tú se te acercan y ya no tienes dudas: Aquí es donde perteneces.

Perteneces al Piélago de Males.
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domingo, 14 de febrero de 2010

La Semiautomática Tipo Parker

No, no estoy hablando de una Beretta, una SIG-Sauer o una ArmaLite Maghook, es sólo que así me gusta llamarle al lápiz de pasta que uso para escribir. Ya me gustaría que fuera lo suficientemente sofisticado para ganarse el nombre de semiautomática, pero bueno, que se le va a hacer.
Pensando por qué le digo así a un simple bolígrafo, me puse a reflexionar nuevamente sobre la perfección: ¿Será que le digo así como una forma de mejorar su estatus? ¿Será que quiero asegurarme que por lo menos algo relacionado con mi escritura sea bueno? ¿O simplemente se me están quemando las neuronas?
A partir de esto se me ocurre algo que se ve extraño ahora que lo escribo. Tanto como la perfección es subjetiva, la subjetividad es perfecta. Muy bien, ni yo mismo entiendo a cabalidad lo que acabo de esbribir asi que voy a poner una imagen no relacionada mientras recapacito sobre su significado.
...
¿En que mierda estaba pensando con eso de "la subjetividad es perfecta"? Olvídalo, mejor me voy a remitir al planteamiento anterior:

¿Se trata de un frío cálculo de variables que arroja un producto acabado e inalterable o es en realidad fruto de la imaginación y la innovación humana?

El dedo del mono, Ice'd

(jejeje, excelente, me estoy citando a mí mismo)
Para responderme, debo empezar dándome cuenta que la RAE define "perfecto" como aquello que posee el grado máximo de una cualidad. Fácil es concluir por lo tanto que la perfección no será alcanzada jamás por el simple hecho de que no podemos saber cuándo una cualidad ha alcanzado su grado máximo. Desde ese punto de vista, la perfección ni siquiera es algo deseable de alcanzar, porque una vez que algo ha llegado a su máximo grado de desarrollo, no puede progresar más y sólo le queda decaer.
Una vez que algo ha llegado a su máximo esplendor, tan sólo le queda la decadencia, por lo tanto, si algo ha alcanzado la perfección alguna vez, eso ha de ser inmortal, debido a que algo que decae y se marchita no es perfecto (¿o si?). Volviendo a la disyuntiva anterior, la elección entre el frío cálculo y la imaginación espontánea, queda resuelto que ninguna de las dos son, ni serán jamás perfectas ya que ambas admiten progresos a medida que pasa el tiempo.

Lo único perfecto, debido a su inmortalidad, es el Cangrejo.


(P.S.: ¿Yo escribí esto? No puedo creer que sea tan idiota, evidentemente Ofelia no me acompañó en esta oportunidad.)
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martes, 9 de febrero de 2010

Una Reflexión Sesuda


¿Sesuda?... Se suda... Cuando hace calor

Marcos Mundstock, Les Luthiers

Leyendo hace poco el cuento "Ligeia" de Edgar Allan Poe, me dieron unas inexplicables ganas de buscar citas que constituyan una verdadera reflexión sesuda. Comienzo por la culpable:


El hombre no se doblega ante los ángeles, ni cede por entero a la muerte, como no sea por la flaqueza de su débil voluntad.

Ligeia, Edgar Allan Poe

Me gustó la forma en que expresa que no hay nada más fuerte que la voluntad humana, incluso capaz de desafiar los designios divinos y la muerte. Esta cita se defiende por sí misma, no me queda más que recomendar el cuento, es realmente bueno.
Siguiendo con las citas, paso a aquella que no puede faltar en este blog, me refiero nada más y nada menos que:


¡Ser o no ser, la alternativa es esa!
¿Si es a la luz de la razón más digno sufrir los golpes y punzantes dardos de suerte horrenda, o terminar la lucha en guerra contra un piélago de males?

Hamlet, Acto III, Escena 1, William Shakespeare

Debo admitir que esta no es ni de lejos la traducción que considero más acertada (Aunque no soy nadie para decirlo), pero dice "Piélago de Males" asi que la voy a dejar. Sobre la cita en sí, he de decir que no me canso de leerla. Puede ser que a ratos, me siento identificado con ella, que soy una persona bastante indecisa asi que siempre ando pensando "¡Ése es el dilema!", o que mi naturaleza reflexiva me lleva a encontrar en cada encrucijada un Ser o no ser. No lo sé.
Otra que me gusta mucho, pero es bastante menos conocida es la siguiente:


Libertad es poder decir libremente que dos más dos son cuatro. Una vez concedido esto, lo demás vendrá por sí mismo.

1984, George Orwell

Ésta si que es creativa y cierta. Aunque le hace falta contexto, porque en el libro, el personaje pensaba esto estando bajo la represión de un gobierno totalitario. Por eso dice que lo demás vendrá por sí mismo, refiriéndose a una rebelión, una vez que la gente se de cuenta de que la imposición de pensamientos a la que estaban sometidos era realmente descarada y tan ridícula como decir que 2+2 = 5. De todas formas, me gusta eso de que la libertad no es hacer lo que se quiera pisando a los demás, sino que es afirmar una Verdad sin ser contrariado.
Y ya que estoy con 1984, que es uno de mis libros favoritos, expongo ahora el lema del partido que controlaba todo en esta obra, cuya cabeza era "El Gran Hermano". Resume una forma de pensar realmente... ¿Extraña? ¿Paradójica?:


La Guerra Es La Paz
La Libertad Es La Esclavitud
La Ignorancia Es La Fuerza

1984, George Orwell

Sin comentarios. Realmente este es lema extraño, cierto de alguna forma, pero totalmente erróneo de otra. Me recuerda "Ignorance is Bliss".
Esta entrada ya se ve bastante larga asi que continuaré en otra oportunidad.
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viernes, 5 de febrero de 2010

El Mal del Chocolate

¿¿¡¡El mal del chocolate!!?? ¡¡Pero si el chocolate es lo más bueno que hay!!
Bueno, quizá no sea "lo" más bueno, pero ciertamente es una de las cosas que vale la pena de la vida (¿O será esto también una exageración?). De todas formas, algo tiene que tener el chocolate, piénsenlo por un segundo: Debe ser la única cosa con origen pre-colombino sudamericano que ha dado la vuelta al mundo tan exitosamente, aparte del manoseado apocalipsis del 2012 basado en el calendario maya, el cual va ser automáticamente desmentido en un par de años. El chocolate no necesita presentación y si algo se le puede encontrar de malo es justamente el hecho de que sea tan bueno...(¿Es malo que sea bueno? ¡¡Pero qué imbecilidad estás hablando!!) No se sulfuren y permitanme explicar: El chocolate reduce la presión sanguínea, actúa como vasodilatador, disminuye el riesgo de infarto y aumenta la actividad neuronal. Además, mucha gente lo utiliza como energético, para subir el ánimo y es un regalo apreciado y popular. Pero veamos también sus contraindicaciones: Obesidad y adicción, ambos en casos de EXTREMO consumo.
Está claro, el chocolate es más bueno que malo.(ADVERTENCIA: A partir de este punto comienza una lógica rebuscada que roza en lo falaz, si quieres mantener tu cordura, escapa frenéticamente AHORA) El chocolate es más bueno que malo y justamente ahí radica el problema: Es tan bueno que no hace falta pensar al momento de comprarlo, consumirlo o regalarlo. Aquellas personas que no gustan de este producto son escasas, asi que siempre es una buena opción para compartir, lo que suele llevar al siguiente dilema: "¿Esfuerzo o Chocolate?". El chocolate se ha convertido, al igual que la Coca-Cola, en la opción que se toma por defecto, sin pensar, cuando nos encontramos en ese estado letárgico-zombi llamado rutina. Estos productos industriales de difusión masiva nos están haciendo mutar de personas a masa consumista. Incluso me atrevería a decir que el chocolate nos hace perder una pizca de nuestro libre albedrío, reduciéndonos a algo similar al perro de Pavlov, que se le hacía agua la boca sólo de escuchar un sonido que asociaba con comida. (Acabo de ponerme a pensar en el Determinismo y otras teorías extrañas, pero sería demasiado incluirlas aquí). Para ir finalizando, he aquí una risible mustra de lo que las masas consumistas están dispuestas a hacer por el chocolate.

(No me refiero a que no haya que salvar la Tierra, sino que éste no exactamente el motivo idóneo)

No es que piense en dejar de comer chocolate ni mucho menos, pero después de esta reflexión, creo que el próximo que tenga en mis manos se verá un poco peor y la próxima vez que lo deguste va a tener un sabor un poco más amargo. Pero no es nada para preocuparse, ya se me va a pasar.
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lunes, 1 de febrero de 2010

La Perennidad del Crustáceo Decápodo

a.k.a. "La Inmortalidad del Cangrejo"

Ninguna reflexión divagatoria estaría completa sin el consabido, estereotípico y archimachacado tema de la inmortalidad del cangrejo, así yo no voy a ser menos y también voy a dedicarle unos momentos.Para comenzar, voy a realizar un improvisado análisis etimológico:
Inmortalidad: El prefijo "In-" indica negación y "-Mortalidad" viene del latín Mortis o Mors, es decir "Muerte". (Nooooooooo ¿En serio?, jamás lo hubiera imaginado, ¡¡Pero que increible novedad!!). El hecho de que el acto de fenecer se traduzca como Mors podría llevar a la errada conclusión de que aquellas palabras que poseen la célula "mor" derivan de la muerte, como en el interesante caso de "Amor", el cual podría interpretarse equivocadamente como "Inmortalidad" ("A-" = "Sin" + "-Mor"= "Muerte") con lo que volvemos al tópico inicial.

Cangrejo: Viene del nombre latino de este animal, "Cáncer", el cual se relaciona con griego "Karkinos", el sánscrito "Karkah" y la raíz indoeuropea "Kar-" la cual significa "duro". Resulta evidente que este calificativo describe la caparazón del animal, la cual junto con sus tenazas representa las características más notables de este crustáceo. (Fuente: http://etimologias.dechile.net/)El anterior análisis hace pensar, por lo menos a mí, que hablar de la "inmortalidad del cangrejo" es en realidad bastante redundante (Véase Departamento de la Redundancia Departamental), debido a que generalmente se asocia algo "Duro" (Kar = Cancer = Cangrejo) a la resistencia y a la fortaleza, las cuales se relacionan semánticamente con aquello que no se debilita, por lo tanto no muere, ergo, es inmortal.
Estamos ahora en condiciones de levantar la vista, dejar vagar la mirada perezosamente sin ver realmente nada hasta quedarnos fijos en un punto, abrir ligeramente la boca y perder conexión con nuestro entorno. Si lo hiciste mientras leías el texto anterior, felicitaciones, estuviste pensando en la inmortalidad del cangrejo.
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