viernes, 5 de febrero de 2010

El Mal del Chocolate

¿¿¡¡El mal del chocolate!!?? ¡¡Pero si el chocolate es lo más bueno que hay!!
Bueno, quizá no sea "lo" más bueno, pero ciertamente es una de las cosas que vale la pena de la vida (¿O será esto también una exageración?). De todas formas, algo tiene que tener el chocolate, piénsenlo por un segundo: Debe ser la única cosa con origen pre-colombino sudamericano que ha dado la vuelta al mundo tan exitosamente, aparte del manoseado apocalipsis del 2012 basado en el calendario maya, el cual va ser automáticamente desmentido en un par de años. El chocolate no necesita presentación y si algo se le puede encontrar de malo es justamente el hecho de que sea tan bueno...(¿Es malo que sea bueno? ¡¡Pero qué imbecilidad estás hablando!!) No se sulfuren y permitanme explicar: El chocolate reduce la presión sanguínea, actúa como vasodilatador, disminuye el riesgo de infarto y aumenta la actividad neuronal. Además, mucha gente lo utiliza como energético, para subir el ánimo y es un regalo apreciado y popular. Pero veamos también sus contraindicaciones: Obesidad y adicción, ambos en casos de EXTREMO consumo.
Está claro, el chocolate es más bueno que malo.(ADVERTENCIA: A partir de este punto comienza una lógica rebuscada que roza en lo falaz, si quieres mantener tu cordura, escapa frenéticamente AHORA) El chocolate es más bueno que malo y justamente ahí radica el problema: Es tan bueno que no hace falta pensar al momento de comprarlo, consumirlo o regalarlo. Aquellas personas que no gustan de este producto son escasas, asi que siempre es una buena opción para compartir, lo que suele llevar al siguiente dilema: "¿Esfuerzo o Chocolate?". El chocolate se ha convertido, al igual que la Coca-Cola, en la opción que se toma por defecto, sin pensar, cuando nos encontramos en ese estado letárgico-zombi llamado rutina. Estos productos industriales de difusión masiva nos están haciendo mutar de personas a masa consumista. Incluso me atrevería a decir que el chocolate nos hace perder una pizca de nuestro libre albedrío, reduciéndonos a algo similar al perro de Pavlov, que se le hacía agua la boca sólo de escuchar un sonido que asociaba con comida. (Acabo de ponerme a pensar en el Determinismo y otras teorías extrañas, pero sería demasiado incluirlas aquí). Para ir finalizando, he aquí una risible mustra de lo que las masas consumistas están dispuestas a hacer por el chocolate.

(No me refiero a que no haya que salvar la Tierra, sino que éste no exactamente el motivo idóneo)

No es que piense en dejar de comer chocolate ni mucho menos, pero después de esta reflexión, creo que el próximo que tenga en mis manos se verá un poco peor y la próxima vez que lo deguste va a tener un sabor un poco más amargo. Pero no es nada para preocuparse, ya se me va a pasar.

1 comentario:

  1. Mi querido amigo: Creo que estoy rodeado de peronas extrañas en mi familia, ya que mi padre es de "Aquellas personas que no gustan de este producto...". Es decir, a mi Padre no le gusta el chocolate. Es más, no consume ningún tipo de dulce o embelecos. Bueno, conociendo a mi Padre, no deberíamos de asombrarnos. Su máxima es "comer para vivir y no vivir para comer", no es muy amigo de los completos, chocolates, dulces, papas fritas, bistec`s a lo pobre, etc. En general mi Padre como poquito y de todo, en ese sentido se parece a Mister Pollo. Mirándolo detenidamente, como que, se parecen un poco. Mi Padre siente frio cuando todo el mundo siente calor (eso si que no tiene un "palto asesino", sería como mucho aqui en Arica). Pero mi Padre siempre anduvo bien vestido en el trabajo. Muy respetado y querido. Casi de la misma estatura. Creo que hay algo en lo que no se parecen. Mi Padre con los años, quedó casi pelado. Ejem........, bueno habría que ver que pasa más adelante. Mejor no las sigo cagando.
    Saludos,
    HLM

    ResponderEliminar